
Bufón (así es como le apodaron de pequeño) pertenece a una composición que aún tengo que acabar.
Hace siglos que de este joven se burlaban porque solo sabía hacer el vago y como mucho practicar juegos malabares. En el pueblo decían que no llegaría lejos, sobre todo su padre al que le irritaba que no aprovechase su inteligencia para las letras y que tampoco fuese capaz de ayudarle en el campo. Cuando Bufón pasó a trabajar a palacio como divertimento de cortesanos y realeza, todos se tuvieron que comer la lengua porque sabido era lo bien que se vivía en la corte. Entro al servicio de los reyes al aprovechar una buena ocasión. Hizo reír a la reina cuando esta paseando por los campos. Vio al joven intentando atrapar su sombrero con las manos a la vez que lo alejaba golpeándolo con los pies cada vez que se acercaba a él.
Comparándolo con la actualidad me recuerda a los que se aprovechan de la situación mediática que conlleva el acostarse con un famoso o entrar de churra en un reality show sin haberse preparado ni estudiado nunca nada. Estos viven del cuento, pero han de saber continuarlo. Por eso los aplaudo, porque a veces el más zoquete y vago acaba siendo el más espabilado. Si no que se lo digan a ellos que por un ratito en un programa o por unas fotos ganan lo que a muchos nos gustaría para un año, por mucha rabia que nos pese.